Cuando observamos
un partido de fútbol base, solemos
ser muy críticos con los padres/madres de los jugadores. Principalmente si
estos, no saben adoptar un papel correcto de ayuda al deportista, y suelen adoptar un papel de forofos buscando única y exclusivamente el
rendimiento extraordinario y relevante de ¨su¨ jugador.
Pero también tenemos que hacer, en algunas
ocasiones y cada vez las veo más, cierta autocrítica como profesionales de la
enseñanza.
No siempre el entrenador / monitor de un
equipo de niños es el más adecuado en los periodos de formación.
Encontramos diferentes casos, que nos conducen a un camino
equivocado. Observamos entrenadores que
no saben educar a los niños dentro del deporte, sólo buscan éxitos inmediatos
para su beneficio. Ellos no se consideran formadores para la base, ellos se
creen ¨entrenadores¨. Su único objetivo
es ganar y ganar, y se despreocupan totalmente del ¨como¨ ganar.
El camino hacia la victoria no lo valoran. Ellos quieren conseguir
éxitos deportivos inmediatos para
reafirmar su ego de entrenador o para intentar ¨escalar¨ en su camino hacia la
elite. Como si fuera ese el camino.
Veo partidos de benjamines y alevines de Fútbol 7, donde sólo juegan
siete u ocho niños. Observo eternos suplentes, o entrenadores que hacen un sólo
cambio a lo largo de un partido, o niños que entran a jugar 30 segundos en un
partido…sin parar a pensar ese entrenador en la formación deportiva y humana
del niño. El entrenador sólo quiere ganar, no le importa como pueda
conseguirlo, y si en el camino daña la formación e ilusión de un joven jugador.
Esto no lo piensa. No le interesa.
Entrenadores en formación que usan continuamente palabras mal sonantes o
insultos para dirigirse a los propios críos, o incluso hacia el árbitro o
rival, sin darse cuenta, que él es un espejo de los jugadores de su equipo. Él
es un modelo a imitar por los jóvenes jugadores. El entrenador no lo ve así. El
grita de muy malas maneras al árbitro por una decisión que ha tomado, como si
esa decisión le impidiese no ganar la Copa de Europa !!
Gritos y chillidos para hacer valer su autoridad ante los niños, es otro
camino que también he observado. Perdiendo totalmente su autocontrol. La
autoridad no se demuestra gritando en altísimos decibelios, la autoridad se
demuestra siendo ejemplo para ellos.
Entrenadores sin ninguna formación académica y deportiva, deciden
¨coger¨ a un grupo de chavales para demostrar sus conocimientos de fútbol. No
es tan fácil. La formación es necesaria. Hay que estar preparado para educar y
dirigir. Necesitamos unos procesos de aprendizaje y educación para poder llevar
a cabo, la difícil misión de entrenar niños.
Errores que se cometen también, en muchos clubes, cuando se sitúa al
frente de un grupo de niños a antiguos futbolistas, o gente que ha jugado al
futbol en algún momento de su vida. El juego lo pueden entender, el enseñar el
juego y su funcionamiento a lo mejor no. Cuando juegas tu recibes indicaciones,
cuando tú eres entrenador las tienes que dar. ¿Y estás preparado?... Estas
preparado para entender por qué un niño es tímido, o porqué un niño no
evoluciona, o porqué un niño no se relaciona con otros…
La etapa de fútbol base es muy importante. El ser un buen formador es
fundamental para el buen funcionamiento de un grupo. Esto no está reñido con
ganar. Lo importante es enseñar el camino para ganar. Y para ello la formación
y educación están muy por delante.
Siempre comento en mis cursos de entrenador, que entrenar es muy fácil,
pero entrenar bien….muy difícil.
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