En una entrevista al canal de televisión deportivo ESPN, el experto en fútbol base Horst Weinsentenciaba que en el deporte “hay muchos entrenadores pero pocos formadores, y los niños necesitan lo segundo mucho antes que lo primero”. “Damos demasiada importancia a la competición, cuando probablemente esta no tenga ni que producirse en la etapa de formación del niño”, corroboraba el alemán para el medio latinoamericano.
Horst Wein lleva más de treinta años trabajando para diversos equipos profesionales en cuestiones de formación futbolística, y ha impartido charlas alrededor de todo el mundo haciendo hincapié en que la educación deportiva es muy deficitaria y que prácticamente ningún país se salva de los errores habituales que se producen diariamente en el fútbol infantil.
Entre estas deficiencias, Wein destaca la excesiva importancia que la competición tiene en los menores. El director de Escuelas CENAFE, uno de los centros de formación de entrenadores más importantes del país, Miguel Ángel Galán, señala que no se deben “confundir cuestiones profesionales en el fútbol base. Los niños deben de ser tratados de otra manera, a su edad hay que transmitir valores e inculcar el trabajo colectivo”.
Vicente Parras, actual segundo entrenador de Vicente Mir en el Elche Ilicitano y con una dilatada trayectoria en el fútbol base alicantino a sus espaldas señala que el entrenador debe “dejar claras las ventajas del deporte a edades tempranas”, e insiste en que “aunque a todos nos gusta ganar, los resultados a esta edad son secundarios. Enseñar valores y formar buenas personas además de futbolistas es lo más importante”.
¿Y qué valores debe de transmitir un buen entrenador de fútbol base? Zoraida Rodríguez, psicóloga deportiva que actualmente trabaja para el Recreativo de Huelva de Sergi Barjuán, destaca numerosos valores a tener en cuenta, entre ellos el trabajo en equipo, la solidaridad, la sinceridad, el fair play, la responsabilidad, la confianza en los demás y en uno mismo y el control emocional. En este último insiste mucho Zoraida, y es de la opinión de que el formador “no debe dar la charla o regañina de forma agresiva, sino que debe hacer que los niños experimenten y saquen sus propias conclusiones de lo que hacen bien y lo que hacen mal”.
Vicente Parras, por su parte, resalta la importancia de que “el entrenador fije qué tipo de entrenador quiere ser, pero depende del equipo que maneje”. Por ejemplo, cuando formaba a los benjamines del Torrellano, él se consideraba educador antes que formador, y al respecto afirma: “Aunque en el fútbol profesional también hay que seguir educando, las maneras son muy distintas”.
La importancia de un buen trato con los jóvenes
El trato que se tiene con los niños ha sido, es y será fundamental para que estos aprendan los conocimientos futbolísticos y a comportarse tanto dentro como fuera del terreno de juego. Zoraida insiste en que el formador “tiene que ser asertivo, es decir, firme pero cálido. Es imprescindible pasar un decálogo de comportamiento a los padres y tomar medidas si no se cumple”. Miguel Galán va un poco más allá, e incluso relaciona la actividad deportiva con la escolar, por lo que asegura: “Un aspecto fundamental que debe exigir y controlar el entrenador de fútbol base es la enseñanza académica de los alumnos en los colegios, pidiendo las calificaciones cada trimestre y tomando medidas a los que no muestren interés por el estudio”.
Una de las dudas más comunes es qué tiene que hacer un entrenador de jóvenes con los padres de los mismos. Cada equipo es diferente, y mientras algunos tutores saben adaptarse y respetar las decisiones del entrenador, otros son más orgullosos y están continuamente opinando y dando consejos al entrenador, considerando casi siempre el lugar que su hijo debe ocupar en el equipo. “Lo primero que debe hacer el entrenador es trazar una raya entre su trabajo y el de los padres. Debe reunirlos a principio de temporada y dejar claro que él es quien lleva al equipo y que ellos deben de animar a sus hijos”, asegura Parras. El entrenador en la grada es una figura muy común que se da en muchos equipos a lo largo y ancho del país, y todos los expertos afirman en que hay que intentar enseñar a los padres que ellos no son los entrenadores.
La técnica, fundamental a edades tempranas
Repasado el comportamiento que todo buen formador debe de tener, queda por saber cómo debe enseñar fútbol. Parece sencillo entrenar a un equipo de jóvenes, pero según la edad que tengan y el equipo que sea hay que recalcar unos aspectos u otros. Miguel Galán apunta la importancia que tiene el trabajo técnico al principio de la formación futbolística, puesto que es la época en la que los niños asimilan mejor este aspecto. Parras coincide, y añade que en los inicios futbolísticos “se debe hacer hincapié en las mejoras técnicas, a la vez que se dan ligeras nociones tácticas como las posiciones y la colocación en el terreno de juego. Conforme se asciende de categoría, el trabajo físico y táctico va cogiendo más importancia”.
El físico ha sido siempre un asunto muy espinoso, ya que se puede ver cómo en muchos equipos el entrenador manda a niños de 8 ó 9 años a dar vueltas y vueltas por todo el campo, y además durante un buen periodo de tiempo. Miguel Galán está totalmente en desacuerdo e insiste en que la única carga física válida es la que trabaja la coordinación y el equilibrio, además de la que se incluye en los propios partidos de fútbol.
Claro que hablar de técnica, colocación, coordinación, etc. puede parecer muy aburrido para un niño. Vicente Parras aclara que ahí es donde reside la verdadera capacidad del entrenador, y que este tendrá éxito cuando “consiga que los niños realicen los entrenamientos sin aburrirse, y que disfruten en todo momento. El formador tiene que averiguar qué le gusta a su equipo”. Muchas veces se observan ejercicios muy complejos y tan elaborados que parecen un descubrimiento, pero que en realidad no son de ninguna utilidad.
La formación como vehículo para la mejora
Todo esto no es nada sencillo, ya que manejar un grupo y controlar tanto los fundamentos técnicos como los psicológicos es algo que no puede realizar cualquiera. Por ello, Miguel Galán insiste en la obligatoria preparación de los formadores en el fútbol base: “Hasta hace bien poco, la formación en España en entrenadores de fútbol era deficitaria. Los cursos prácticamente se regalaban y no había personal cualificado. Desde el año 2000, con el cambio de legislación, el número de entrenadores preparados ha subido, por lo que el nivel de cantera en España también, y los resultados están a la vista”.
Como señala Miguel Ángel, el Gobierno de España, a través del Consejo Superior de Deportes, reguló la formación de entrenadores a Grado Medio y Superior, además de que estos títulos se pudieran impartir en centros privados donde, según el creador de Escuelas CENAFE, “contamos con los mejores docentes titulados en Ciencias de la Actividad Física y del deporte”.
Pero la ley vigente sigue teniendo ciertas deficiencias, y en la actualidad, en algunas comunidades como Madrid los títulos que remiten las federaciones no tienen validez académica. “Esto conlleva que los que obtienen su titulación bajo la Federación de Fútbol de Madrid a partir del año 2008 no puedan homologar su titulo y no puedan entrenar en comunidades como Cataluña con contrato profesional, porque así lo determina la Ley de Profesiones del Deporte de Cataluña”, sentencia Galán.
Todo queda pertinente de la nueva Ley del Deporte que prepara el actual presidente del CSD, Miguel Cardenal, en la que se baraja obligar a las escuelas de fútbol a contar con personal cualificado y formado para entrenar a sus equipos. Lo que sí parece evidente es que un buen formador de fútbol base debe tener unas nociones que permitan los niños crecer en las mejores condiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario