El entrenador que guio los primeros años del jugador
ferrolano repasa su evolución
Pocos
entrenadores cuentan con una visión tan amplia del trabajo del fútbol de
cantera como Guillermo García Agulló. Vivió desde distintas ópticas la labor
con la base. Y dentro de una trayectoria rica, de tres décadas en los
banquillos, se convirtió en el descubridor -si vale la expresión- de Álex
López, el gran futbolista ferrolano del momento, estrella en el Celta. «Lo
conocía cuando tenía 7 u 8 años y jugaba al fútbol sala en el Hórreo. Ya
llamaba la atención porque destacaba mucho. Luego pasó al alevín del San Pedro
y en su segundo año vino al San Rosendo».
-¿Se lo llevó para allá?
-No. Sus padres me pidieron que viniera. Con nosotros ya jugaban
antiguos compañeros suyos del Hórreo, como Borja Fernández Iglesias, Iker,
Dani...
-Álex es un futbolista muy versátil. ¿De qué jugaba en aquella
primera época?
-Siempre en el centro del campo. Suelo decir que su nombre es
medio, su primer apellido, canalizador, y el segundo se podría elegir entre
varios. Quien vea otra cosa, está equivocado. Lo suyo es organizar. Tiene que
estar en contacto con el balón.
-¿Cómo fue evolucionando en esa época?
-Le gustaba el fútbol con locura. Era de los que bajaban al campo
a jugar en los descansos, un deportista en toda la extensión de la palabra.
Álex competía hasta con su sombra en los entrenamientos por sus condiciones:
afán de superación, compañerismo, ambición y mentalidad para superar reveses,
porque también los tuvo.
-En el verano del 2003, la carrera de Álex dio el primer salto, al
hacer la pretemporada con el Racing de Luis César y enfrentarse en pretemporada
al Deportivo. ¿Se lo sugirió usted?
-Con la selección española, él había sido el mejor jugador del
Torneo del Atlántico sub-15. Destacaba y ese verano tuvo muchas novias, como el
Dépor, el Celta, el Villarreal, el Valladolid... Unos seis o siete equipos de
Primera. Pero quiso quedarse. Yo soy partidario de que los niños se hagan en su
entorno familiar. Y el Racing le hizo un contrato con una serie de ayudas para
poder entrenar. Pero luego aquí no se supo valorar su talento.
-Cuando un canterano bueno no juega con continuidad, ¿debe buscar
una salida a otro club?
-Lo mejor es jugar, siempre, hacerlo donde sea. Si en el Racing no
podía jugar, era mejor que lo hiciera en el Val o en el Narón. Porque un
adolescente fuera de casa es una bomba de relojería. Iniesta triunfó fuera,
pero es una excepción. La mayoría de los niños que triunfan luego en el Barça
son catalanes, igual que madrileños en el Madrid y valencianos en el Valencia.
Ahora fichan a los niños y se llevan a toda su familia.
-¿Cree que Álex ya alcanzó su máximo nivel ahora en el Celta?
-Puede rendir aún mucho más porque pocas veces actúa donde mejor
rinde. Para mí sigue jugando demasiado adelantado. Al tipo de jugador al que
más se parece es a Xavi Hernández. No es ni medio centro ni media punta. Tardó
en llegar a Primera, pero lo logró. Talentos como él hubo más en Ferrol, pero
se torcieron por irse de casa.
-¿Hubo más como él?
-Yo fui seleccionador gallego y algunos no triunfaron por irse
como adolescentes fuera de sus casas. A esas edades tu entorno te pone en tu
sitio. Si estás fuera solo tienes la toalla para llorar.
-¿Llegó la hora de que lo lleven a la selección?
-Creo que aún no, pero puede llegar. Tiene nivel técnico y
condiciones, pero la selección son palabras mayores. Ser un jugador de Primera
ya es impresionante; e ir a la selección, otro paso aún más grande.
«Jugué en Madrid de chaval, y luego en Preferente con el Silva y
en modestos. Pero a los 26 años me tiraba ya más entrenar y lo dejé», explica
Agulló.
Pasó por el Galiano, Arsenal, las selecciones de Ferrol y de
Galicia de base, el Racing en varias etapas... «A los 56 años paré, sobre todo
porque mi padre estaba mal y lo primero era atenderlo».
Fuente:. La Voz de Galicia
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