lunes, 2 de marzo de 2015

Ansiedad competitiva.


Normalmente cuando competimos “sufrimos” una serie de manifestaciones fisiológicas, emocionales, que nos dan información de la calidad de nuestro rendimiento.
En muchos casos estas señales no son interpretadas correctamente y el resultado final no es el adecuado. Es fácil recordar por ejemplo cuando un jugador ante un error en deportes colectivos, la consecuencia es una falta al contrario o una conducta violenta, es la llamada “falta de la frustración”.

Que importante sería el poder distinguir estos momentos particulares de cada deportista y a partir de los cuales, una alternativa o reflexión correcta evitase tener una actuación inadecuada.

Para ello es importante partir de un análisis individual de las emociones o situaciones en que un jugador puede tener comportamientos críticos.

 En general en el ámbito deportivo pueden observarse diferentes manifestaciones de la ansiedad competitiva.

Una de ellas es la manifestación fisiológica que presenta síntomas tales como la alteración del pulso y de la frecuencia cardíaca, aumento de la sudoración, problemas estomacales, dificultad del sueño, etc.
Otra manifestación de la ansiedad es la motora que puede observarse en la tensión o rigidez muscular, calambres, pérdida de la coordinación fina, etc.

Por último está la manifestación cognitiva de la ansiedad que, a diferencia de las anteriores, sólo pueden inferirse, no pudiendo observarse externamente.

Son conductas típicas de esta manifestación: comportamiento de evitación, baja capacidad en la toma de decisiones, interferencia de pensamientos negativos y desajustados de la realidad, baja capacidad de concentración, etc.

Es un hecho que todos los deportistas experimentan ansiedad competitiva, por lo tanto, todos vivencian estas manifestaciones y cada deportista tiene una manifestación “más marcada” que otra.

Este dato es relevante para determinar la herramienta –generalmente técnicas de relajación- que se utilizará para controlar esa ansiedad, ya que dependiendo de la forma en que se externalice la ansiedad, se aplicarán técnicas psicológicas distintas. Situaciones Es muy común que en los momentos previos a un partido, -sobretodo en los denominados “tiempos muertos”-, un jugador piense o imagine aspectos relacionados con su rendimiento o su resultado deportivo.

 Pero también es cierto que muchas de esas veces, estos pensamientos no son siempre positivos, sino que también suelen ser negativos, más aún, en partidos considerados o “evaluados” como dificultosos por el propio deportista.

En psicología del deporte llamamos automensajes negativos a todos aquellos pensamientos negativos que se generan en el propio deportista y que mitigan su confianza y estima no sólo durante el desarrollo del juego, sino que antes y después de un evento deportivo.

Además éstos se consideran irracionales, porque irrumpen en el jugador de manera espontánea e inconsciente y lo que es más importante, sin que puedan ser controlados.
 A la base de estos “pensamientos negativos” están presentes dos situaciones: primero la directa relación que tiene con las emociones que vivencia el jugador en un momento determinado.

Por lo tanto, si el deportista presenta problemas personales, o afectivos, no cabe duda que éstos influirán en sus pensamientos y en el estado de ánimo previos a un partido, viéndose afectado, también su rendimiento deportivo.

Y la segunda situación que influye en la generación de pensamientos negativos es la evaluación que el medio externo –familia, prensa, público, etc.- realiza del propio partido, contagiando al deportista.

Fuente.: Racing Club Ferrol

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