jueves, 5 de marzo de 2015

Padres con dinero y locura por el fútbol



El mundo del fútbol encierra miles de historias increíbles. Anécdotas de pasión, locura, lucha por un sueño y, en algunos casos, un derroche y un riesgo alucinantes. Hablo de padres e hijos con el sueño de ser futbolistas de por medio. Lo más alarmante es que no siempre es el hijo el más soñador.

Los casos más conocidos son, a la vez, los más entendibles. Me refiero a jóvenes futbolistas a los que ficha el Barça, por ejemplo, de Japón (‘Take’), Corea del Sur (Paik, Jang y Lee), Alemania (Spanoudakis) o de la otra punta de España. El riesgo existe, pero la oportunidad es grande y el futuro puede ser esplendoroso.
Pero hay otras historias que sí describen esa pasión y esa locura, sin tener la garantía que pueden tener los chicos con oferta de un club importante.
Estos días se está entrenando con la sección de fútbol sala del Barça un chaval de 11 años, Otto, que viene de Nueva Zelanda. No es que haya venido a Barcelona a vivir por una cuestión laboral de los padres. La familia ha venido aquí para que su hijo, que es un ‘crack’ jugando a futsal, haga las pruebas con los azulgrana y, si le cogen, pretenden mudarse a Barcelona para que el niño cumpla su sueño.
Es evidente que se trata de una familia con muchos recursos económicos, porque no me imagino una historia así en una familia humilde que vive en las antípodas de España. Y, claro, esta situación hace que el Barça se lo tenga que pensar mucho. Hay que tenerlo muy claro para darle el ‘sí’ al chico, sabiendo todo lo que comporta.
Otto juega realmente bien, y si viviera en Sant Cugat ya estaría fichado. Pero traerse a un jugador de 11 años de la otra punta del mundo… es una gran responsabilidad. En dos semanas se hará la última prueba, la definitiva, y se sabrá si el Barça de fútbol sala tendrá al chico neozelandés en sus filas.
Otra historia que me dejó perplejo sucede en la FCB Escola, la escuela del Barça donde se entrenan y juegan cientos de niños y que funciona aparte del fútbol formativo culé. Allí, los viernes se realizan sesiones de tecnificación, y los sábados se juegan partidos entre equipos de la propia escuela. Pues bien, durante todo el año ha estado viniendo un chaval italiano. Sí, de Italia.
Los viernes llega con su padre desde su país, hace la tecnificación, duermen los dos en un hotel de Barcelona, el sábado juega el partido… y otra vez avión de vuelta a casa. Sí, dinero no le falta a esa familia.
La última anécdota que os quiero explicar es la de un jugador alevín de segundo año que juega actualmente en la Damm (uno de los mejores equipos de fútbol base de Cataluña), y que llegó hace algo más de dos años a España, provinente de Miami (EE UU).
La familia del jugador se mudó a España con la única intención de hacer a su hijo futbolista. El chico allí apuntaba maneras, y decidieron venirse a Barcelona. Y la verdad es que, de momento, no les está saliendo del todo mal. Este año le fichó la Damm y el año que viene tiene pinta que dará el salto al Barça, para jugar en su Infantil B.
Pero vaya, de locos…

Fuente.:Diariogol

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