viernes, 29 de mayo de 2015

SER UN LÍDER PIGMALIÓN QUE POTENCIE EN TUS JUGADORES “SABER COMPETIR”

Lider pigmalion
Patricia Ramírez Loeffer
La cualidad que más admira un entrenador de sus jugadores, es la capacidad para competir. Un jugador competitivo, es contundente en el juego, no da ningún balón por perdido, se sobrepone a las adversidades y mira por los intereses personales y los del equipo. Significa ser un guerrero, un luchador, no tener límites ni techo, quererlo todo y quererlo siempre.
Preparar a un jugador que quiere llegar a la élite implica pulir su talento, hasta llevarlo a ser un jugador excepcional. Para conseguir esto, trabajamos técnica, táctica, estrategia y cuidamos la nutrición al detalle.
En el terreno psicológico, como entrenador tienes la obligación de sacar lo mejor de los tuyos y de ayudarle en cada entrenamiento y cada partido para que se sienta seguro y capaz.
¿Te has preguntado como entrenador, qué parte de responsabilidad tienes tú? ¿Cómo puedes ayudar para que compitan mejor? Manejando la comunicación y el sentido común puedes ayudar a los jugadores a ser mejores de lo que son. Un aspecto que te permite potenciarles, es el ejercicio de un liderazgo positivo. El buen líder es un Pigmalión, un gestor de grupos que es capaz de sacar más de los chicos, de descubrir su potencial, técnico y personal, y hacerles creer que pueden llegar más allá de lo que imaginan. Cuando comunicas a través de tu aliento y ánimo, lo que esperas de los jugadores, terminas condicionando su comportamiento, tanto positivo como negativo. Si esperas algo bueno, si tienes fe, si les motivas guiándoles hacia el éxito, contribuirás a la seguridad y confianza de tu equipo. Si transmites esperanza, obtendrás esperanza.
Para ser un buen Pigmalión necesitas:
– Desplegar un radar que dirija la atención a la detección de todo “lo bueno”, tanto a nivel técnico como de actitud.
– Reforzar cualquier aspecto positivo que detectes con el radar.
– Corregir con sosiego, con buenas palabras, criticando la conducta y no a la persona.
– Trata de comunicarte y respetar tanto al que juega como al que no lo hace.
– Da la cara, sobre todo con los que juegan menos.
– Valora los esfuerzos.
– Sé franco con la comunicación.
– No hagas juicios de valor, no aportan nada y a nadie le gusta sentirse juzgado ni humillado.
– Escucha a tus jugadores.
– Saca la cara por ellos y asume responsabilidades grupales.
– Establece objetivos desafiantes e invierte esfuerzo en conseguirlos.
Estos consejos tienen más importancia dependiendo de la edad, la seguridad y autoestima de los jugadores se puede ver dañada si nos dirigimos a ellos mediante gritos, juicios de valor, faltas de respeto y humillaciones. Los jugadores valoran más a los entrenadores cuando estos son francos, directos, sosegados y actúan de forma humana. Es importante practicar la empatía y antes de hablar y actuar piensa en cómo le impactaría a tu hijo un discurso, unas declaraciones o las palabras que vas a utilizar.

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