viernes, 9 de octubre de 2015

¡¡¡¡........MI MAMA JUEGA AL FÚTBOL..!!!!



Mamis Arnelas es el lugar común de dos docenas de progenitoras de niños futbolistas a los que han querido emular compitiendo en la Segunda Gallega
 vilagarcía

El reloj de la vida dicta por norma general que sean los niños los que se miren en el espejo de sus padres a la hora de ir dando nuevos pasos hacia eso de hacerse mayor. Invertir los papeles suele ser mal visto. Y sin embargo, ejemplos hay de lo conveniente que resultaría querer parecerse a nuestros hijos en tantas pequeñas grandes cosas. Como redescubrir cómo disfrutar como un enano. En ello llevan desde hace unos cuatro años un grupo de madres de jóvenes futbolistas federados de O Salnés, decididas a aprender a darle juntas patadas a un balón. Y como no hay mejor forma de hacerlo que jugando, el pasado mes de septiembre se decidieron a dar el paso definitivo, e inscribir al Club Mamis Arnelas F.C. en el Grupo 2.º de la Segunda División Autonómica, la última categoría del balompié femenino gallego.

María Rosa Domínguez es una de las pioneras que hoy se visten de corto cada semana para competir con un equipo que si bien no ha sido capaz todavía de puntuar, no lo está haciendo nada mal, con una única goleada de escándalo en contra y otros cuatro partidos perdidos por entre uno y tres goles de diferencia. Todo comenzó, recuerda, «de broma». Con sus niños de 9 y 10 años en la cantera de la S.D. Pontearnelas, los partidos de padres contra hijos que el club montaba en fechas señaladas, como la Navidad o el fin de temporada, les metió el gusanillo en el cuerpo.

Más de una de esas progenitoras, del orden de los 20 a los 50 años de edad, se quedaba a ver los entrenamientos de sus vástagos, y un buen día a alguien se le ocurrió que por qué no matar el tiempo practicando el deporte de sus pequeños. «Foi por facer exercicio un par de días á semana, por pasar un rato. Empezamos de cachondeo», apunta Rosa. Y así siguieron hasta que decidieron ponerse más en serio hace dos años. Las reuniones informales se convirtieron entonces en entrenamientos autogestionados. Y del trabajo por su cuenta pasaron el año pasado a convencer a Diego Fernández (Pontearnelas, 1987), de que volviese a trabajar con ellas, después de haberlo hecho ya al principio con la idea de llegar a competir. Las paulatinas deserciones que habían hecho fracasar aquella primera intentona se tornaron esta vez en dos docenas de mujeres echadas para adelante. Incluso cuando les tocó crear un club al toparse la SD Pontearnelas y ellas con una norma federativa que impedía al club contar con dos plantillas -ya tenía una de futbolsitas Sub-25- en la misma categoría.
Con el paso del tiempo el grupo se había expandido desde su Pontearnelas de origen, para captar futbolistas de toda la comarca. Operarias de fábrica, repartidoras de pan, taxistas, alguna guardia civil, amas de casa... Todas con la «ilusión de competir contra outros equipos» después de haberse probado en algún amistoso con conjuntos femeninos de O Salnés.
El 6 de septiembre tocó el debut, con el Atlético Pontevedra. Y «si, saímos nerviosas», confiesa Rosa. «Pero iso logo no campo se pasa». Sobre todo, cuando se cuenta con la entrega de una hinchada tan especial. Con los maridos «viniendo a veces a animar, a veces a vacilar». Pero sobre todo con unos hijos, esos que están aprendiendo también a jugar al fútbol cuando lo dicta la norma vacía del reloj de la vida, a los que los del Mamis Arnelas «les parece estupendo», resalta Begoña Álvarez, la presidenta del club. «Con las edades que tenemos no contaban con que compitiésemos. En el colegio les dicen a sus compañeros 'Mi mamá juega al fútbol' todos orgullosos. Y si perdemos -como en el 1-2 de su debut-, no importa, somos sus mamás».

Fuente..La Voz de Galicia

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