Un entrenador como cabeza visible de un grupo debe tener una serie de características dirigidas a liderar de la forma más óptima a un conjunto de jugadores que no son máquinas sino personas. Entre esas características se encuentra en posición privilegiada la capacidad de autocrítica.
Un entrenador debe ser una persona crítica consigo misma y su labor, capaz de reconocer los deméritos propios así como los aciertos de otros. Debe ser capaz de conseguir o aspirar a que sus jugadores hagan lo mismo. No debe escudarse en lamentaciones estúpidas tales como las posibles bajas de su equipo, las decisiones arbitrales, los factores atmosféricos, estado del campo, etc. No debe transmitir frustración, nerviosismo y una facilidad pasmosa para echar balones fuera. El que lo haga quedará retratado delante de su grupo, al cual debe servir de ejemplo y guiar hacia unos parámetros psicológicos que doten al propio grupo de una solidez competitiva indispensable en la competición.
Son muchos los entrenadores incapaces de hacer autocrítica. Da igual la categoría en la que compitas, en todas existe el entrenador que acabado un partido es incapaz de hacer uso de ella, ya sea en publico o privado. Hay entrenadores que optan por utilizarla en público pero no en privado, otros al revés, otros siempre, otros nunca. Y ojo, hacer autocrítica no consiste en despotricar contra todo y todos, flagelándose sin sentido con el objetivo de lastimar o ser lastimado. No somos ni debemos pretender ser mártires. Autocrítica significa analizar, reflexionar y MEJORAR.
En el fútbol profesional hay ejemplos de todo tipo, entrenadores que usan la autocrítica para mejorar ellos mismos y su equipo y otros que huyen de ella, sin darse cuenta que dejan pasar una oportunidad de ser más grandes. En ese fútbol hay un factor que ayuda a fomentar la autocrítica: los medios de comunicación. Digo esto porque al haber imágenes de todos los partidos, de todas las situaciones de juego, de todas las actitudes, etc resulta ridículo no hacer autocrítica ya que todo el mundo ve todo. Aún así hay quien rehuye de ella, pero son los que menos.
El problema lo tenemos en el fútbol regional, donde no hay imágenes ni toda la información sale a la luz. Ahí es donde salen los tramposos, los deshonestos a intentar de una manera errónea salvar su culo utilizando los medios informativos que hay a su alcance. Hay grandes profesionales de la comunicación que tratan de ayudar al fútbol más modesto dedicándole espacio en sus diarios de papel, en sus webs, en sus cuentas de twiter, gente que ayuda a hacer más bonito e ilusionante el fútbol menos conocido. Es obligación moral de todos los que forman parte del fútbol regional ayudar a estos profesionales a obtener la información más verídica posible, no engañarlos sabiendo que es imposible o muy difícil que contrasten cierta información. Entrenadores que en vez de utilizar la autocrítica como un as guardado debajo de su manga y que pueden usar en su propio beneficio, optan por engañar pensando que así salvan su culo. ! Vaya error !
Es ridículo, nos conocemos todos, no hay lugar al engaño entre los que formamos el fútbol regional, pero no tratemos de confundir a grandes profesionales de la comunicación que tanto nos ayudan a desarrollar nuestra labor. Me duele algunos lunes leer crónicas absurdas que no se corresponden con la realidad y que solo pretenden salvar el ego de personas individuales. Tu equipo no hizo cosas bien, no pasa nada por decirlo; que te equivocaste en cosas, reconócelo, mejoraras seguro; que el rival te busco las cosquillas, es fútbol, autocrítica y para la semana un nuevo partido.
En definitiva, es peligroso dejar a un lado las posibilidades de mejora que proporciona la autocrítica, es demasiado importante como para despreciarla y no hacer uso de ella. Y para acabar, es nuestro deber y a la vez nuestro privilegio aprovechar la oportunidad que dan ciertos medios de comunicación para mejorar nuestra forma de liderar y nunca para manipular la realidad.
Fuente:. Feintor.com